El futuro de los
CIP y la FP Básica en Euskadi
Educación asegura la continuidad de los
Centros de Iniciación Profesional
2.250 adolescentes han iniciado este
curso la vía transitoria a la FP de Wert hasta que Lakua apruebe el
decreto
“En los CIP no se va al ritmo de los
que más saben, sino al ritmo de cada uno ”
"Los que vienen no son tontos, sino
todo tipo de adolescentes con los que el sistema ha fracasado”
“Tras el recorte
del 20%, se bajan sueldos y no hay dinero para herramientas ni para
equipamientos”
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Una clase de soldadura en un Centro de Iniciación Profesional. |
BILBAO - El último informe de la OCDE confirma al Estado español
como el país de Europa con más ninis, jóvenes que ni estudian, ni trabajan. En
honor a la verdad habría que hablar de la generación SIN-SIN: sin trabajo, sin
oportunidades, sin futuro. Puede resultar extraño que cuando la apatía y el
desapego han arraigado en la generación mejor formada de la historia sean,
precisamente, los rebotados del sistema educativo en plena
adolescencia quienes mantengan viva la esperanza gracias a la segunda
oportunidad que han encontrado en los Centros de Iniciación Profesional (CIP)
que la Lomce pone en jaque.
Gorka Granadero (Ortuella, 16 años):
“Dejé el instituto en 3º de la ESO porque era bastante chungo. Me gustaría estudiar
Mecánica y sacarme el graduado de la ESO para continuar en un Grado Medio de
FP. Ahora pienso que estudiar es importante y hace un año no me importaba
nada”. Las vidas de Gorka, Kenet, (Santurtzi, 16 años), Miren (Ugao, 17 años) y
Sofía (Trapagaran, 15 años) han discurrido por vías paralelas de problemas con
los estudios. Son casos de fracaso escolar de manual. Seguramente no se
llegarán a sacar el doctorado, pero ahora valoran la formación, se empiezan a
valorar a sí mismos y a tomar conciencia de que la vida adulta está llena de
responsabilidades.
“Vine aquí porque en mi instituto no
hacía nada y ha merecido la pena porque creo que me ha ayudado a ser más
responsable”, dice Sofía, que quiere ser estilista. Acostumbrados a estar en la
última fila de la clase de su instituto -incluso más fuera de ella que dentro-
todos coinciden en que el desencadenante del cambio de actitud hacia los
estudios y hacia sus propias vidas ha sido la atención que reciben por parte de
sus profesores del CIP. “La gran diferencia entre el CIP y elinsti es que aquí me siento más orgulloso y
más a gusto”, afirma Kenet. “Los profes de aquí son mejores, tienes más
confianza, aunque te exigen mucho, pero me siento más motivado”, afirma Gorka.
“La diferencia es que nos prestan más atención, pero a la vez son más
estrictos. Vamos, que no me tratan como un caso perdido como antes”, sentencia
Sofía. “Es cierto, yo ahora tengo un objetivo en la vida: sacarme el Grado
Medio de Peluquería”, señala Miren, que salió del instituto con solo 14 años
“porque no estudiaba nada y aquí es más fácil”.
Los CIP no son centros educativos al uso. Trabajan con
adolescentes “con los que el sistema ha fracasado”, afirma la directora titular
del CIP de Mea-tzaldea, Ana Coria. También hay un alto porcentaje de
inmigrantes con problemas de alfabetización y cultura del estudio, aunque con
otras habilidades. “Lo que perseguimos es que sean personas autónomas, que se
sepan comportar en cualquier ámbito sociolaboral, que si consumen, que sabemos
que consumen, tengan un consumo concienciado y, sobre todo, que sean personas”,
explica.
Coria se confiesa “muy crítica con el
sistema educativo”. La mayoría del alumnado, comenta, “tiene la cabeza
perfectamente amueblada y ha calentado la silla en el colegio durante 12
años. Llegan profundamente desmotivados, lo cual refleja que quien fracasa es
el sistema educativo”. Algunos, los menos, dice, “llegan por su incapacidad
para superar la ESO y es verdad que pueden tener situaciones asociadas de
desestructuración familiar, de consumos, pero con cualquier otro adolescente,
como el que va a Bachiller y como el que se mete una raya en la Universidad de
Deusto”.
Darle la vuelta a la situación no es
sencillo. Se impone un cambio en la relación docente-estudiante, donde generar
confianza es capital. “Aquí no llega el profesor suelta su chapa y el que lo coge bien, genial, y el
que no que se busque la vida con clases particulares. Aquí no se va al ritmo de
los que más saben, sino que se va al ritmo de cada uno”, resume Fernando
Blanco, director en funciones. Según Blanco, el profesor adopta un rol de “facilitador”
porque lo que se busca “es que el alumno confíe en las personas que le van a
acompañar en el logro de sus objetivos”. Uno de los mensajes que mandan a los
chavales es que “en estos dos años tienen que tener una evolución personal para
que alcancen un objetivo que se basa en cinco principios para cualquier adulto
que quiera insertarse en el mundo laboral o que quiera continuar su formación
de forma normalizada: ser puntual, asistir de forma adecuada, saber diferenciar
los espacios de ocio de los de trabajo, solucionar los problemas y adaptar su
forma de relacionarse a cada circunstancia”. Por este motivo, no solo se dan
clases de Matemáticas o Mecánica, sino que también “se trabaja en las tutorías
grupales aspectos como la identidad y los riesgos intrínsecos a los
adolescentes”.
Según los responsables de este centro, antes de la crisis
prácticamente el 100% del alumnado continuaba trabajando en la empresa donde
hacía las prácticas y muchos lograban el título de ESO. El año pasado se
graduaron 16 de los 23 jóvenes de este centro que lo intentaron. Coria añade
que “con la crisis ha pasado una cosa curiosa, y es que en la medida que ha
bajado la inserción laboral, antes era casi automática, ha crecido su inserción
en el sistema educativo”.
DUDAS SOBRE EL FUTURO DEL SECTOR Este curso 2.250 estudiantes de entre 16 y 18 años (15
excepcionalmente) han comenzado en Euskadi los Programas de Formación
Profesional Transitoria Integrada (PFPTI) que se imparten en los CIP. Son la
alternativa vasca a la FP Básica que implanta la Lomce hasta que el Gobierno
vasco apruebe los decretos que la desarrollen “entre enero y febrero de 2015”,
asegura el director de Formación y Aprendizaje del Gobierno vasco, Ramón
Martínez de Murgia.
Según Martínez de Murgia, la FP Básica Vasca “va a cumplir
los mínimos que requiere el Ministerio, pero estará adaptada a las necesidades
de nuestras empresas”. Adelanta que esta FP Básica “enriquecida” garantizará el
título de FP Básica, que da acceso directo al Grado Medio, y a la vez se facilitará
la obtención del graduado de la ESO, una meta que la Lomce ha convertido en una
“utopía” para estos jóvenes ya que se deben presentar en igualdad de
condiciones que el alumnado de instituto a la reválida de 4º de la ESO. Hoy en
día, el alumnado de los CIP no estudian el currículum oficial de Secundaria,
sino el de Educación Permanente de Adultos (EPA).
“Prevemos hacer un itinerario integrado entre la FP Básica y
el Grado Medio en el que haya la posibilidad de incrementar el número de horas
de la formación generalista para que puedan obtener el graduado de la ESO.
También hemos solicitado al Ministerio de Educación que hagan una prueba
específica para obtener el graduado para el alumnado de FP Básica”, declara
Martínez de Murgia.
En parte del sector ha cundido el nerviosismo por su futuro
a dos años vista. Según el gerente del CIP de Meatzaldea, Iñaki Cabero, “el
recorte real de entre un 20% y un 25% de la financiación de Lakua” ha llevado a
los CIP a una situación de emergencia. “Los salarios se han reducido, no hay
financiación para equipamientos, no hay financiación para herramienta, no hay
financiación para infraestructuras”, lo cual podría llevar a incumplir la
normativa que marca la Lomce relativa al profesorado e instalaciones.
Cabero sostiene que a día de hoy el Departamento mantiene la
incógnita sobre si la FP Básica se impartirá en los CIP o en los centros de FP.
“El viceconsejero dice que se está analizando el tema del alumnado, del
personal y los equipamientos para saber cuál es el futuro de estos centros, y
que los directores con los que se ha reunido dicen que la FP Básica tiene que
estar en los centros de FP y otros solo en algunos, en los que andan mal de
matrícula”.
Además pende sobre ellos otra espada de Damocles, la reforma
local que impulsa el Gobierno Rajoy y que limita las competencias de los
Ayuntamientos. Entre las competencias que podrían salir de los Consistorios
podría estar la de Educación, lo cual podría dejar sin fondos a aquellos CIP
que, como el de Meatzaldea, están cofinanciados por municipios o
mancomunidades.
El responsable de Formación y Aprendizaje del Departamento
de Educación niega la mayor. “Es totalmente falso, nosotros no tenemos ninguna
intención de cargarnos los actuales CIP y pasar al alumnado a un centro de FP.
En ninguna de las reuniones que he mantenido con ellos he dicho nada parecido a
esto”, asegura Martínez de Murgia. En este sentido aclara: “La Lomce nos
permite mantener este curso y el siguiente las condiciones (profesorado,
instalaciones...) Y luego vamos a mantener la estructura tal y como está”.
Por otro lado, afirma que “es posible
que haya algún centro público de FP que pueda tener algún itinerario integrado
en los que estamos trabajando, pero no nos vamos a cargar ningún CIP”.
Asimismo, elnúmero dos de
la Viceconsejería de FP cree “que se va a poder mantener la situación tal y
como está. Con los actuales CIP, en la mayoría, se pueden cumplir la normativa
estatal en cuanto a instalaciones y profesorado, y si no se cumple habrá que
adaptarlos para que se cumpla la normativa”. Por su parte, Xabier Cuellar,
alcalde de Trapagaran, -uno de los patronos del centro- confía en la viabilidad
futura del CIP y alaba la labor que desempeña con los jóvenes. “Nosotros
tenemos una Escuela de Música, un euskaltegi que podría cuestionar una reforma
municipal que, a día de hoy, no sabemos si nos va a quitar la competencia de
educación. Sea como fuere, lo que sí tenemos es el compromiso de seguir con la
educación no reglada”.
IDOIA ALONSO