Hasta un tercio de las ofertas de trabajo dirigidas
a licenciados y diplomados requieren al menos una lengua extranjera,
generalmente el inglés
En los currículos que se
elaboraban hasta hace unos años el conocimiento de idiomas ocupaba un lugar
secundario, un escalón por debajo de los conocimientos adquiridos durante la
enseñanza reglada y la experiencia laboral. Sin embargo, el dominio de una
lengua extranjera está ganando protagonismo por la necesidad que tienen muchos
jóvenes de viajar a otros países en busca de un puesto de trabajo. Además, las
empresas españolas han abierto numerosas factorías en el exterior y exportan
sus productos hacia otros mercados en busca de las ventas que les niega la
debilitada demanda interna.
Silvia Virto,
directora de Servicio Zona Norte de Adecco, confirman que “está creciendo la
demanda de conocimiento de idiomas en las ofertas laborales. El año pasado, el
32’4% de las ofertas de empleo dirigidas a licenciados y el 29’6% de las que
buscaban a un diplomado requerían al menos un idioma”. El inglés sigue siendo
la lengua que ocupa el primer lugar en el listado de preferencias. Entre los
grados que conviene aprobar con un dominio casi total del inglés figuran
Farmacia (el 92% de las ofertas tramitadas por Adecco lo solicitaban, entre
otras razones como consecuencia de la gran demanda de enfermeras que tiene
Reino Unido), Telecomunicaciones (90%) y Economía (89%). Igualmente, saber
desenvolverse en inglés resulta fundamental en las ingenierías en Automática y
Electrónica, Informática y, sobre todo, en Administración y Dirección de
Empresas.
Después del idioma de
Shakespeare, le siguen a gran distancia el francés y el alemán. “Antes
predominaba el francés, pero últimamente hay carreras en las que prima el
dominio del alemán, como Ingeniería en organización industrial, Economía,
Ingeniería Automática y electrónica, Ciencias empresariales y algunas
pertenecientes al sector biosanitario”, explica.
La valoración del
conocimiento de uno o varios idiomas no se circunscribe únicamente a los grados
y diplomaturas. Según la representante de Adecco, otros perfiles profesionales
también se han internacionalizado, y no es extraño que desde Holanda se reclame
un soldador que se defienda en inglés o que una empresa francesa quiere
incorporar a un torneo. “Es verdad que cada país prefiere su propio idioma,
pero como el inglés es más vehicular lo cierto es que se puede trabajar en
Francia con un buen nivel de esta lengua”, subraya Silvia Virto, quien en
cambio rebaja la importancia de aprender chino: “Está costando bastante
dominarlo y muchas empresas se acaban decantando por alguien que sepa
comunicarse en inglés”.
Clases para empleados
Con
estos datos sobre la mesa, son miles las personas de toda edad y condición las
que se están matriculando en las academias de idiomas. Los niños comparten
ahora espacio con adultos que buscan aprender una lengua extranjera o refrescar
su conocimiento para revalorizar su currículo. Las clases, en ocasiones, se
trasladan al centro de trabajo con el fin de que los empleados fortalezcan el
conocimiento del vocabulario de ese sector y adquieran una mayor soltura en la
expresión oral. “Esos trabajadores, además de aportar soluciones técnicas y
aprender qué le ocurre a una máquina, cuando viajan a una planta que está en
otro país deben saber desenvolverse en
comidas de trabajo y otros eventos sociales, expresarse correctamente para dar
una buena imagen”, expone Steven Hare, director de la academia de inglés
McDonnell de Vitoria.
Sus clases en empresas, en la Administración
autonómica y los cursos para directivos son de sobra conocidas después de una
trayectoria que se prolonga durante 27 años. Sin embargo, Hare lamenta que la
crisis haya provocado una disminución de los cursos de formación lingüística
para empleador. “Se está notando mucho, intentamos convencerles para que hagan
una inversión mínima de mantenimiento de los conocimientos porque cuando la
crisis acabe el mundo seguirá hablando en inglés”, comenta. En sus aulas
también preparan a aquellas personas que desean obtener los títulos oficiales
First, Advance y Canbridge.
Otros cursos están destinado a adolescentes, “muchos
de ellos hijos de nuestros clientes”, en honorario de tarde para compaginar las
clases con el horario escolar. Catorce profesores se encargan de impartir el vocabulario
y la gramática en cinco aulas.
Francés para diferenciarse
Ante
el abrumador dominio que ejerce el inglés sobre el resto de idiomas, no son
pocas las personas que deciden optar por una lengua como el francés ya sea porque
dominan el primero o porque quieren diferenciarse para encontrar su camino
laboral más despejado. “La demanda ha crecido mucho este año porque pienso que
la gente en general sable inglés y necesita apostar por otro idioma. Las claves
están en que si sabes castellano el francés es muy fácil de aprender y puedes
practicarlo aquí cerca, en Francia”, señala Amandine Quétel, directora del institut
Francais de Bilbao. La cercanía del país vecino también facilita las relaciones
comerciales y laborales. De hecho, en este centro imparten un curso dirigido a
profesionales interesados en dominar el lenguaje de los negocios tanto hablado
como escrito. Quétel subraya además que este año quiere poner en marcha un
curso destinado al sector turístico para que los empleados de hoteles y
restaurantes sepan atender a los clientes galos en su propia lengua. Para quienes
dispongan de tiempo para viajar y adquirir soltura en un entorno totalmente francófono,
el Instituto Francés organiza estancías lingüísticas en Francia, Suiza, Bélgica
y Canadá. “La mayor parte de las estancias tienen lugar en Semana Santa y
verano, pero la oferta permanece abierta todo el año”, aclara.
Otra novedad es la celebración, todos los
sábados a partir de octubre, de cursos lúdicos, de iniciación y de francés
general para niños y adolescentes, así como la posibilidad de que los padres
puedan matricular a sus hijos desde los 4 años. “Era una demanda que nos habían
hecho y estamos de acuerdo, porque cuanto antes se empieza mejor se aprende”,
explicaba la directora del centro.
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